lunes, 31 de diciembre de 2007

Dietas "milagrosas"

¿POR QUE FRACASAN?
Dietas "milagrosas"
Nacen de publicaciones no especializadas y ponen en riesgo la salud. Según los nutricionistas, "carecen de sustento científico y es difícil obtener con ellas cambios en los hábitos de alimentación".
Por: Mariana Nisebe. De la Redacción de Clarín.com

La obesidad es una enfermedad crónica y progresiva que crece en proporciones epidémicas y lleva a quien la padece a una prematura incapacidad e, incluso, mortalidad. En nuestro país, la mitad de la población padece sobrepeso y hace muy poca actividad física. "Existen infinidad de artículos en revistas, diarios, e incluso libros, que se transforman en best sellers que han inundado (y lo siguen haciendo) de ideas y mitos sobre la búsqueda de una alimentación mágica.

Con conceptos a veces certeros, pero mayoritariamente equivocados y carentes de sustento científico, muchos son los que se aferran a una rápida solución", explica en su reciente libro " ¿Por qué fracasan las dietas?" , el doctor Abel Murgio, especialista en nutrición y Director General del Instituto de Globesidad .

El profesional aseguró a Clarín.com que entre las principales causas del fracaso en las dietas está el recurrir a los tratamientos milagrosos "que aparecen en revistas no especializadas o que nos recomendó nuestra amiga o vecina. Es tentador, prometen grandes resultados con poco esfuerzo, pero no inteligente. Es casi seguro el fracaso a mediano plazo: recuperaremos el peso que teníamos, o incluso más, y pondremos en riesgo nuestra salud".

Otro punto, aclaró, es el "picotear" o "elegir alimentos que no sacian": a igualdad de calorías, los alimentos que no sacian hacen sentir antes el hambre aumentando la dificultad de seguir la dieta. En general, lo recomendable es perder del 5 al 10% del peso en un plazo de tres a seis meses y mantenerlo en el tiempo.

Esas dietas "mágicas", sostiene Murgio, "se caracterizan por ser dietas estereotipadas de bajas calorías, con indicación en el consumo de determinados nutrientes o deficitarios en otros, lo que las hace desequilibradas. Se usan por poco tiempo y es difícil obtener con ellas cambios en los hábitos de alimentación y conductas".

Por su parte, el doctor Máximo Rivera, dominicano y experto en el tema, destacó a Clarín.com que "ninguna dieta basada en un componente alimenticio da los resultados a mediano o largo plazo". No hay que olvidarse, explican en Adelgazar.net, que la repetición de las dietas "pueden producir daños físicos en las personas que las siguen. Además, nos desarman anímicamente de cara a intentarlo otra vez".

Entre los regímenes ricos en grasa y restringidos en hidratos de carbono, se pueden nombrar las dietas de Banting, Atkins -la más popular y controvertida-, de la Fuerza Aérea, Félix y Pennington que se caracterizan por disminuir de forma drástica hidratos de carbono (menos de 60 g/día e incluso hasta 6 g/día) y aumentar las cantidades de grasa (a 60-80%), manteniendo proteínas entre 15-25%, sin considerar restricción para las calorías consumidas. Todas han recibido críticas de la Asociación Americana de Médicos (AMA), por considerarlas peligrosas e inadecuadas.

"Lo efectivo de estas es que producen cantidades importantes de cuerpos cetónicos, por eso también son llamadas dietas cetogénicas, y a través de la quetosis puede haber inhibición del apetito", explicó Murgio; aunque con importantes efectos nocivos para la salud.

Los regímenes ricos en proteínas, entre las cuales cabe nombrar las dietas de Hollywood, Mayo (refutada por la Clínica Mayo de EE.UU), Harrop (leche y bananas), entre otras; se caracterizan por un aumento de proteínas, con régimen pobre en hidratos de carbono y lípidos. Aportan entre 800 y 1.000 kcal/día y se aplican por períodos de 10 a 18 días.

Entre las críticas que le hacen los profesionales, entre ellos Silvio Schraier, de la Sociedad Argentina de Nutrición, figura que "aporta pocos nutrientes y fomenta la pérdida de masa muscular y agua, no de grasa. Es estricta en cuanto al consumo de hidratos de carbono, lo que hace que baje el apetito. Pero cuando se termina la dieta y se vuelve a consumir hidratos, reaparece el apetito y la retención de líquidos".

También están los regímenes ricos en carbohidratos, como la dieta macrobiótica ( Zen ), de Pritikin (carbohidratos no refinados) y dietas en base a arroz, papas y jugos de fruta. De ellas podría comentarse la dieta macrobiótica que, explica Murgio, "en 10 etapas va aumentando los aportes de cereales, verduras y frutas, disminuyendo los nutrientes de origen animal, siendo en las etapas finales prácticamente dietas vegetarianas".

Los especialistas advierten que "pueden producirse deficiencias de vitaminas A, D, E, B12 y de minerales como el calcio y hierro". Por su lado, los regímenes pobres en hidratos de carbono, entre las cuales se destaca la dieta Scardale (cardiólogo norteamericano) se basa en restringir hidratos de carbono a 34%, grasas a 26% y aumento de proteínas a 40%, con un aporte de 1.000 kcal/día. El programa se distribuye durante 14 días. S e la considera una dieta para adelgazar de forma momentánea, puesto que, transcurrido el tiempo establecido, vuelve a ganarse peso. Por último, las famosas dietas hipocalóricas ( menos de 1000 calorías diarias) donde, sostiene Murgio, se observa , un descenso rápido del peso en las primeras dos semanas de tratamiento, aunque luego, en la mayoría de los casos, se comienza a recuperar el peso perdido .

El famoso "efecto rebote" (ver recuadro). La clave del éxito, concluyó Murgio –que recomienda la Dieta Mediterránea –, "se deberá a que toda persona tiene que comprender que cuando se inicia un plan alimentario no sólo es importante el número de calorías, calidad de la misma, sino adquirir ciertas pautas a la hora de comer: relajarnos, no llegar bajo tensión a comer, disponer el tiempo suficiente (mínimo 30 minutos), beber suficiente cantidad de líquidos, incorporar en la semana proteínas de origen animal (pescado, aves y carnes rojas), legumbres, verduras y hortalizas de estación, frutas variadas así como también realizar una actividad motora (física) diariamente, en definitiva debemos disfrutar de la comida, eliminando de nuestras mesas los excesos: alcohol, sal, frituras, grasas saturadas, harinas blancas, dulces".


Cuidado con las pastillas
Según el doctor Abel Murgio, Director General del Instituto de Globesidad , los especialistas en la materia tienen "bien en claro cuál o cuáles son los criterios que sugieren la IOTF (International Obesity Task Force) de la IASO (International Association for the Study of Obesity)". Así, por ejemplo, aclara el profesional, "deberán ser tratados farmacológicamente aquellas personas que "no responden al tratamiento dietético y de actividad física impuesto luego de 3 meses", ya sea en los obesos (Indice de Masa Corporal IMC + de 30) en cualquier caso o en aquellas personas que tienen sobrepeso (IMC + de 25) pero se detecten otras comorbilidades como diabetes, colesterol elevado, hipertensión arterial. Consultado sobre el peligro de estos fármacos, respondió: "Depende de quién los esté indicando pero en buenas manos disponemos de excelentes tratamientos actuales. Es importante no recurrir a las fórmulas o cócteles de fármacos que constituyen un grave peligro para su vida más que ser obesos".

El odiado "efecto rebote"
El efecto rebote no es ni más ni menos que recuperar los kilos perdidos. Es decir volver a engordar lo que se había adelgazado o incluso más. Esto se debe a que algunas dietas muy estrictas provocan carencias importantes de algunos nutrientes, y cuando se acaba la dieta el cuerpo pide "a gritos" todos esos alimentos prohibidos, destacan los especialistas. Esto se puede evitar, explicó a Clarín.com el doctor Murgio, "buscando hacer una dieta que no sea excesivamente estricta y lo siguiente es hacer una dieta de mantenimiento; que no se basan en un menú concreto, sino en cambiar los hábitos alimenticios, es decir, no se trata de estar a dieta, sino de comer de forma inteligente. Y basándonos en la Pirámide de Alimentación es importante hacer una dieta equilibrada".

FUENTE ORIGINAL: http://www.clarin.com/diario/2007/12/24/conexiones/t-01569614.htm

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