lunes, 31 de diciembre de 2007

Dietas "milagrosas"

¿POR QUE FRACASAN?
Dietas "milagrosas"
Nacen de publicaciones no especializadas y ponen en riesgo la salud. Según los nutricionistas, "carecen de sustento científico y es difícil obtener con ellas cambios en los hábitos de alimentación".
Por: Mariana Nisebe. De la Redacción de Clarín.com

La obesidad es una enfermedad crónica y progresiva que crece en proporciones epidémicas y lleva a quien la padece a una prematura incapacidad e, incluso, mortalidad. En nuestro país, la mitad de la población padece sobrepeso y hace muy poca actividad física. "Existen infinidad de artículos en revistas, diarios, e incluso libros, que se transforman en best sellers que han inundado (y lo siguen haciendo) de ideas y mitos sobre la búsqueda de una alimentación mágica.

Con conceptos a veces certeros, pero mayoritariamente equivocados y carentes de sustento científico, muchos son los que se aferran a una rápida solución", explica en su reciente libro " ¿Por qué fracasan las dietas?" , el doctor Abel Murgio, especialista en nutrición y Director General del Instituto de Globesidad .

El profesional aseguró a Clarín.com que entre las principales causas del fracaso en las dietas está el recurrir a los tratamientos milagrosos "que aparecen en revistas no especializadas o que nos recomendó nuestra amiga o vecina. Es tentador, prometen grandes resultados con poco esfuerzo, pero no inteligente. Es casi seguro el fracaso a mediano plazo: recuperaremos el peso que teníamos, o incluso más, y pondremos en riesgo nuestra salud".

Otro punto, aclaró, es el "picotear" o "elegir alimentos que no sacian": a igualdad de calorías, los alimentos que no sacian hacen sentir antes el hambre aumentando la dificultad de seguir la dieta. En general, lo recomendable es perder del 5 al 10% del peso en un plazo de tres a seis meses y mantenerlo en el tiempo.

Esas dietas "mágicas", sostiene Murgio, "se caracterizan por ser dietas estereotipadas de bajas calorías, con indicación en el consumo de determinados nutrientes o deficitarios en otros, lo que las hace desequilibradas. Se usan por poco tiempo y es difícil obtener con ellas cambios en los hábitos de alimentación y conductas".

Por su parte, el doctor Máximo Rivera, dominicano y experto en el tema, destacó a Clarín.com que "ninguna dieta basada en un componente alimenticio da los resultados a mediano o largo plazo". No hay que olvidarse, explican en Adelgazar.net, que la repetición de las dietas "pueden producir daños físicos en las personas que las siguen. Además, nos desarman anímicamente de cara a intentarlo otra vez".

Entre los regímenes ricos en grasa y restringidos en hidratos de carbono, se pueden nombrar las dietas de Banting, Atkins -la más popular y controvertida-, de la Fuerza Aérea, Félix y Pennington que se caracterizan por disminuir de forma drástica hidratos de carbono (menos de 60 g/día e incluso hasta 6 g/día) y aumentar las cantidades de grasa (a 60-80%), manteniendo proteínas entre 15-25%, sin considerar restricción para las calorías consumidas. Todas han recibido críticas de la Asociación Americana de Médicos (AMA), por considerarlas peligrosas e inadecuadas.

"Lo efectivo de estas es que producen cantidades importantes de cuerpos cetónicos, por eso también son llamadas dietas cetogénicas, y a través de la quetosis puede haber inhibición del apetito", explicó Murgio; aunque con importantes efectos nocivos para la salud.

Los regímenes ricos en proteínas, entre las cuales cabe nombrar las dietas de Hollywood, Mayo (refutada por la Clínica Mayo de EE.UU), Harrop (leche y bananas), entre otras; se caracterizan por un aumento de proteínas, con régimen pobre en hidratos de carbono y lípidos. Aportan entre 800 y 1.000 kcal/día y se aplican por períodos de 10 a 18 días.

Entre las críticas que le hacen los profesionales, entre ellos Silvio Schraier, de la Sociedad Argentina de Nutrición, figura que "aporta pocos nutrientes y fomenta la pérdida de masa muscular y agua, no de grasa. Es estricta en cuanto al consumo de hidratos de carbono, lo que hace que baje el apetito. Pero cuando se termina la dieta y se vuelve a consumir hidratos, reaparece el apetito y la retención de líquidos".

También están los regímenes ricos en carbohidratos, como la dieta macrobiótica ( Zen ), de Pritikin (carbohidratos no refinados) y dietas en base a arroz, papas y jugos de fruta. De ellas podría comentarse la dieta macrobiótica que, explica Murgio, "en 10 etapas va aumentando los aportes de cereales, verduras y frutas, disminuyendo los nutrientes de origen animal, siendo en las etapas finales prácticamente dietas vegetarianas".

Los especialistas advierten que "pueden producirse deficiencias de vitaminas A, D, E, B12 y de minerales como el calcio y hierro". Por su lado, los regímenes pobres en hidratos de carbono, entre las cuales se destaca la dieta Scardale (cardiólogo norteamericano) se basa en restringir hidratos de carbono a 34%, grasas a 26% y aumento de proteínas a 40%, con un aporte de 1.000 kcal/día. El programa se distribuye durante 14 días. S e la considera una dieta para adelgazar de forma momentánea, puesto que, transcurrido el tiempo establecido, vuelve a ganarse peso. Por último, las famosas dietas hipocalóricas ( menos de 1000 calorías diarias) donde, sostiene Murgio, se observa , un descenso rápido del peso en las primeras dos semanas de tratamiento, aunque luego, en la mayoría de los casos, se comienza a recuperar el peso perdido .

El famoso "efecto rebote" (ver recuadro). La clave del éxito, concluyó Murgio –que recomienda la Dieta Mediterránea –, "se deberá a que toda persona tiene que comprender que cuando se inicia un plan alimentario no sólo es importante el número de calorías, calidad de la misma, sino adquirir ciertas pautas a la hora de comer: relajarnos, no llegar bajo tensión a comer, disponer el tiempo suficiente (mínimo 30 minutos), beber suficiente cantidad de líquidos, incorporar en la semana proteínas de origen animal (pescado, aves y carnes rojas), legumbres, verduras y hortalizas de estación, frutas variadas así como también realizar una actividad motora (física) diariamente, en definitiva debemos disfrutar de la comida, eliminando de nuestras mesas los excesos: alcohol, sal, frituras, grasas saturadas, harinas blancas, dulces".


Cuidado con las pastillas
Según el doctor Abel Murgio, Director General del Instituto de Globesidad , los especialistas en la materia tienen "bien en claro cuál o cuáles son los criterios que sugieren la IOTF (International Obesity Task Force) de la IASO (International Association for the Study of Obesity)". Así, por ejemplo, aclara el profesional, "deberán ser tratados farmacológicamente aquellas personas que "no responden al tratamiento dietético y de actividad física impuesto luego de 3 meses", ya sea en los obesos (Indice de Masa Corporal IMC + de 30) en cualquier caso o en aquellas personas que tienen sobrepeso (IMC + de 25) pero se detecten otras comorbilidades como diabetes, colesterol elevado, hipertensión arterial. Consultado sobre el peligro de estos fármacos, respondió: "Depende de quién los esté indicando pero en buenas manos disponemos de excelentes tratamientos actuales. Es importante no recurrir a las fórmulas o cócteles de fármacos que constituyen un grave peligro para su vida más que ser obesos".

El odiado "efecto rebote"
El efecto rebote no es ni más ni menos que recuperar los kilos perdidos. Es decir volver a engordar lo que se había adelgazado o incluso más. Esto se debe a que algunas dietas muy estrictas provocan carencias importantes de algunos nutrientes, y cuando se acaba la dieta el cuerpo pide "a gritos" todos esos alimentos prohibidos, destacan los especialistas. Esto se puede evitar, explicó a Clarín.com el doctor Murgio, "buscando hacer una dieta que no sea excesivamente estricta y lo siguiente es hacer una dieta de mantenimiento; que no se basan en un menú concreto, sino en cambiar los hábitos alimenticios, es decir, no se trata de estar a dieta, sino de comer de forma inteligente. Y basándonos en la Pirámide de Alimentación es importante hacer una dieta equilibrada".

FUENTE ORIGINAL: http://www.clarin.com/diario/2007/12/24/conexiones/t-01569614.htm

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viernes, 21 de diciembre de 2007

En Navidad, dos kilos más


Por mucha voluntad que uno ponga, se come con mayor demesura y resulta difícil resistir la tentación de probar los dulces navideños, todos ellos con abundantes calorías Recuperar unos kilos Con casi seguridad en Navidad se ganan de 2 a 3 kilos.

Para evitar frustraciones, más vale ser sensato y realista y asumir con naturalidad que se ganará peso, o cuando menos se mantendrá en el mismo, en caso de seguir una dieta de adelgazamiento. Para quienes no tienen problemas de salud o de exceso de peso, no tiene ningún sentido martirizarse, ya que los kilos que se ganan en estas fechas, para finales de enero se pueden perder de una manera sencilla, si uno retoma la normalidad y el equilibrio en su alimentación.

Los kilos que se ganan en estas fechas, para finales de enero se pueden perder de una manera sencilla, si uno retoma la normalidad y el equilibrio en su alimentación Aquellas personas en las que la dieta juega un papel trascendental en la enfermedad que padecen, pues de ella depende la mejora o empeoramiento de los síntomas -hernia de hiato, gastritis, úlceras, estreñimiento- o se alteran parámetros -aumenta el colesterol, la tensión arterial-, sin duda, han de ser más rigurosas con la alimentación, y tener suficiente fuerza de voluntad como para no dejarse llevar por todas las tentaciones.

Busquemos el lado positivo.

En realidad, los días claves son sólo 5 o 6, Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes. Por tanto, durante esos días uno puede ser más condescendiente con la alimentación, y puede probar, siempre con mesura, alimentos y bebidas que habitualmente no consume, en la mayoría de los casos, no va a suponer ningún perjuicio para la salud. Eso sí: el resto de los días habrán de respetar la pauta dietética aconsejada. Y no olvidar que la moderación es la mejor consejera de salud.

La clave: compensar los excesos

Si no se puede evitar ceder ante un deseo irresistible, hay que ser razonable y no hacer más que una concesión por comida y compensar el exceso por otro lado:

¿Entrante graso y calórico, tipo ensaladilla rusa o fritos variados? Se puede compensar el menú y tratar de equilibrarlo si se escoge después pescado a la plancha o al horno, acompañado de ensalada o verduras, y de postre, fruta fresca. A media tarde ya se probará un trozo de turrón o mazapán.

¿Carne o pescado en salsa? Comience con un plato ligero (sopa de cocido o de pescado, cremas, ensaladas especiales, menestra de verduras&) y termine con fruta que facilite la digestión (piña o papaya) y una infusión digestiva.

¿Postres dulces, turrones, mazapanes, polvorones? Le sugerimos que elija un primer plato ligero (ensalada, verdura&) y un pescado o carne a la plancha o al horno con guarnición vegetal.

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/salud_y_alimentacion/enfermedad/2003/12/19/92682.php

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viernes, 14 de diciembre de 2007

Atracón para calmar los nervios

Hay personas que, en determinados momentos y de forma inconsciente, calman la ansiedad con una ingesta excesiva de alimentos

Son muchas las personas que se dan 'atracones alimentarios' de vez en cuando. Casi siempre son acciones inconscientes llevadas a cabo para calmar, con alimentos, un estado de ansiedad o de euforia mal canalizados.
Una situación especial de nervios, un cambio importante en la vida, una desgracia o la celebración de algo importante son, entre otras, condiciones que generan la excitación suficiente para buscar en la comida el placer esperado y deseado.

No hay que darle más importancia si se trata de una conducta esporádica y pasajera que responde a circunstancias personales concretas, aunque después del exceso sí que se siente el malestar provocado por la ingesta exagerada y simultánea de comida.

Esta conducta se transforma en un trastorno de la alimentación con mayúsculas cuando se llega a perder el control y ocurre a menudo. Es en estos casos cuando la persona afectada ingiere de forma incontrolada grandes cantidades de comida, generalmente en menos de dos horas, pudiendo llegar a tomar en una sola ingesta más calorías de las que necesita para todo un día.

Mujeres y dietas restrictivas
Las mujeres son el grupo de población que parece tener más episodios de atracón. En la mayoría de los casos, el descontrol por la comida es pasajero y no genera más preocupación en quien lo siente. De hecho, y en términos generales, es la mujer la que se preocupa con mayor frecuencia por su peso corporal. Asimismo, presenta mayor tendencia que los hombres a seguir dietas y otras estrategias que le ayuden a controlar su imagen y a perder peso. Esta preocupación excesiva contribuye a distorsionar su propia percepción del hambre y de la saciedad, y le lleva a caer en la tentación de comer de manera más compulsiva.

En el caso del trastorno por atracón patológico, que requiere el asesoramiento experto de psiquiatras y psicólogos, el retrato más común es el de una mujer de mediana edad, con cierta preocupación por su figura y que durante su vida ha hecho dietas de adelgazamiento en diversas ocasiones, aunque no siempre ha recibido un buen asesoramiento por parte de especialistas. Muchas de estas dietas llevadas a cabo son consideradas como dietas milagro

Existe una relación directa entre las dietas de adelgazamiento y la aparición de atracones
Ser mujer y padecer sobrepeso u obesidad, junto a una historia de importantes fluctuaciones en el peso, son factores de riesgo muy significativos. El exceso de grasa corporal puede convertirse en parte de la causa y, a la vez, en una consecuencia común de este síndrome.

Aprender a comer
El hecho de comer demasiado y sin control puede darse como consecuencia de restricciones prolongadas de alimentos o en cualquier situación estresante, de angustia o simplemente en momentos de aburrimiento o tristeza. El caso es que se empieza por un dulce y, cuando la persona se da cuenta, es muy posible que haya acabado el paquete de galletas o la caja de bombones. Como es lógico, estos atracones llevan consigo consecuencias físicas y emocionales. Provocan desazón y plenitud en el estómago, así como tristeza y malestar por no haber dejado de comer a tiempo.
En cierta medida, se come sin pensar siquiera lo que se está comiendo; es más gula que necesidad.
Aunque los episodios de falta de control con la comida no sean frecuentes, si alguien se siente identificado con la descripción descrita, le podría servir de gran ayuda el asesoramiento de un dietista. Así, un hecho pasajero no se convertiría en una obsesión. La reeducación alimentaria por parte del dietista se basa en enseñar a comer sana y equilibradamente. Esto conlleva un aprendizaje de cómo funciona el organismo, cómo se gestiona la energía proveniente de los alimentos, cómo están compuestos los distintos grupos alimentarios y cómo afecta la dieta a la salud y, en definitiva, a la calidad de vida.

En resumen, el objetivo principal del apoyo dietético es proporcionar un eje dietético de coordenadas que guíe a la persona en sus elecciones alimentarias y que sirva como base del cuidado del cuerpo, tan necesario para la salud física y mental.

Las pautas dietéticas son básicas para que las personas con tendencia a comer desaforadamente conozcan la importante implicación entre la realización de las dietas de adelgazamiento (muchas de ellas consideradas milagrosas) y lo que significa darse un atracón. De hecho, la inmensa mayoría de las dietas destinadas a perder peso, difundidas y comercializadas a través de distintos medios, son rechazables por los riesgos que entrañan para la salud física y mental.
La reeducación alimentaria por parte del dietista se basa en enseñar a comer sana y equilibradamente

Ingesta desproporcionada
Es evidente que la desproporción de calorías, grasas y azúcares que acompañan a los atracones son importantes. Por ejemplo, las 1.200 kilocalorías que puede aportar media caja de bombones cubren la mitad de las necesidades energéticas de una persona adulta sana. Si se han comido en una misma tarde seis pasteles, las calorías llegarían a las 1.300, es decir, en una ingesta se habría ingerido más del 60% de la energía necesaria para una mujer en un día. Además, es una ingesta principalmente elaborada a base de grasas y azúcares.

Las grasas son los nutrientes con menor poder saciante. Por este motivo es más fácil comer una mayor cantidad de alimentos grasos, ya que la sensación de estómago lleno llega más tarde. Es más, probablemente se siente antes el malestar de la indigestión, las náuseas e, incluso, las ganas de vomitar por haber comido demasiado.

Tratamiento multidisciplinar

La epidemia de obesidad que amenaza el mundo occidental trae consigo nuevos problemas de la conducta alimentaria. Uno de ellos es el trastorno por atracón o 'Binge Eating' que, según una encuesta estadounidense reciente elaborada por científicos de la Universidad de Harvard y publicada este año en la revista 'Biologycal Psychiatry', ya es más predominante que la anorexia y la bulimia nerviosas.

Desde 1994, la Asociación Americana de Psiquiatria incluye este trastorno en el 'Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales' (DSM-IV). Establece también el protocolo que se debe seguir para hacer el diagnóstico de trastorno por atracón. Para que así sea, la persona debe manifestar, al menos, dos de estos cinco síntomas: deglución mucho más rápida de lo normal, comer hasta sentirse desagradablemente lleno, ingestión de grandes cantidades de comida pese a no tener hambre, comer a solas para esconder la voracidad y, por último, sentimiento de culpabilidad después del episodio, así como malestar al recordarlo.

En España, según Isabel Zamarrón, de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el trastorno por atracón afecta al 2-3% de la población adulta y lo hace por igual, independientemente del sexo y el peso corporal.

Este trastorno alimentario se caracteriza por atracones recurrentes en ausencia de conductas purgativas típicas de la bulimia nerviosa, como por ejemplo la autoinducción del vómito, el abuso de laxantes u otros fármacos o el ayuno y el ejercicio físico excesivo. Es por este motivo que, aunque el diagnóstico sea psiquiátrico, el tratamiento debe combinar componentes psicoterapéuticos, psicoeducativos, psicofarmacológicos y, por supuesto, dietéticos

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/salud_y_alimentacion/enfermedad/2007/12/13/172885.php

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http://www.asesorianutricional.com.ar/ayeryhoy.html
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http://wwwinformaciononline.blogspot.com/2007/12/la-obesidad-en-el-divn.html
http://wwwplaticasdealimentacion.blogspot.com/2007/12/dieta-sin-ansiedad.html
http://wwwplaticasdealimentacion.blogspot.com/2007/12/obesidad-y-sobrepeso.html


Mas Informacion:
Vitamina B:http://www.asesorianutricional.com.ar/vitaminas-b.htm
Magnesio:http://www.asesorianutricional.com.ar/minerales.htm
http://www.asesorianutricional.com.ar/prevencion.htm#35
Aminoácidos:http://www.asesorianutricional.com.ar/Aminoacidos.htm

domingo, 9 de diciembre de 2007

Obesidad y sobrepeso

¿Qué son la obesidad y el sobrepeso?
La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

El índice de masa corporal (IMC) —el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2)— es una indicación simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos, tanto a nivel individual como poblacional.

El IMC constituye la medida poblacional más útil del sobrepeso y la obesidad, pues la forma de calcularlo no varía en función del sexo ni de la edad en la población adulta. No obstante, debe considerarse como una guía aproximativa, pues puede no corresponder al mismo grado de gordura en diferentes individuos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30. Estos umbrales sirven de referencia para las evaluaciones individuales, pero hay pruebas de que el riesgo de enfermedades crónicas en la población aumenta progresivamente a partir de un IMC de 21.

Los nuevos Patrones de crecimiento infantil presentados por la OMS en abril de 2006 incluyen tablas del IMC para lactantes y niños de hasta 5 años. No obstante, la medición del sobrepeso y la obesidad en niños de 5 a 14 años es difícil porque no hay una definición normalizada de la obesidad infantil que se aplique en todo el mundo. La OMS está elaborando en la actualidad una referencia internacional del crecimiento de los niños de edad escolar y los adolescentes.

Datos sobre la obesidad y el sobrepeso
Los últimos cálculos de la OMS indican que en 2005 había en todo el mundo:
Aproximadamente 1600 millones de adultos (mayores de 15 años) con sobrepeso.
Al menos 400 millones de adultos obesos.
Además, la OMS calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.
En 2005 había en todo el mundo al menos 20 millones de menores de 5 años con sobrepeso.
Aunque antes se consideraba un problema exclusivo de los países de altos ingresos, el sobrepeso y la obesidad están aumentando espectacularmente en los países de ingresos bajos y medios, sobre todo en el medio urbano.

¿Cuáles son las causas de la obesidad y el sobrepeso?
La causa fundamental de la obesidad y el sobrepeso es un desequilibrio entre el ingreso y el gasto de calorías.
El aumento mundial del sobrepeso y la obesidad es atribuible a varios factores, entre los que se encuentran:

La modificación mundial de la dieta, con una tendencia al aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos, ricos en grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes.

La tendencia a la disminución de la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchos trabajos, a los cambios en los medios de transporte y a la creciente urbanización.

¿Cuáles son las repercusiones frecuentes del sobrepeso y la obesidad en la salud?

El sobrepeso y la obesidad tienen graves consecuencias para la salud. El riesgo aumenta progresivamente a medida que lo hace el IMC. El IMC elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas, tales como:

Las enfermedades cardiovasculares (especialmente las cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales), que ya constituyen la principal causa de muerte en todo el mundo, con 17 millones de muertes anuales.

La diabetes, que se ha transformado rápidamente en una epidemia mundial. La OMS calcula que las muertes por diabetes aumentarán en todo el mundo en más de un 50% en los próximos 10 años.

Las enfermedades del aparato locomotor, y en particular la artrosis.

Algunos cánceres, como los de endometrio, mama y colon.

La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.

Muchos países de ingresos bajos y medios se enfrentan en la actualidad a una doble carga de morbilidad:
Siguen teniendo el problema de las enfermedades infecciosas y la subnutrición, pero al mismo tiempo están sufriendo un rápido aumento de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas, tales como el sobrepeso y la obesidad, sobre todo en el medio urbano.

No es raro que la subnutrición y la obesidad coexistan en un mismo país, una misma comunidad e incluso un mismo hogar.
Esta doble carga de morbilidad es causada por una nutrición inadecuada durante el periodo prenatal, la lactancia y la primera infancia, seguida del consumo de alimentos hipercalóricos, ricos en grasas y con escasos micronutrientes, combinada con la falta de actividad física.

¿Cómo reducir la carga de obesidad y sobrepeso?
La obesidad, el sobrepeso y las enfermedades relacionadas con ellos son en gran medida evitables.
A nivel individual, las personas pueden:

Lograr un equilibrio energético y un peso normal.
Reducir la ingesta de calorías procedentes de las grasas y cambiar del consumo de grasas saturadas al de grasas insaturadas.
Aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, granos integrales y frutos secos.
Reducir la ingesta de azúcares.
Aumentar la actividad física (al menos 30 minutos de actividad física regular, de intensidad moderada, la mayoría de los días). Para reducir el peso puede ser necesaria una mayor actividad.

La puesta en práctica de estas recomendaciones requiere un compromiso político sostenido y la colaboración de muchos interesados, tanto públicos como privados.

Los gobiernos, los asociados internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado tienen funciones fundamentales que desempeñar en la creación de ambientes sanos y en hacer asequibles y accesibles alternativas dietéticas más saludables. Esto es especialmente importante para los sectores más vulnerables de la sociedad (los pobres y los niños), cuyas opciones con respecto a los alimentos que consumen y a los entornos en los que viven son más limitadas.

Las iniciativas de la industria alimentaria para reducir el tamaño de las raciones y el contenido de grasas, azúcares y sal de los alimentos procesados, incrementar la introducción de alternativas innovadoras, saludables y nutritivas, y reformular las actuales prácticas de mercado podrían acelerar los beneficios sanitarios en todo el mundo.

La estrategia de la OMS para prevenir el sobrepeso y la obesidad
La Estrategia Mundial OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud, adoptada por la Asamblea de la Salud en 2004, describe las acciones necesarias para apoyar la adopción de dietas saludables y una actividad física regular.

La Estrategia pide a todas las partes interesadas que actúen a nivel mundial, regional y local, y tiene por objetivo lograr una reducción significativa de la prevalencia de las enfermedades crónicas y de sus factores de riesgo comunes, y en particular de las dietas poco saludables y de la inactividad física.

La labor de la OMS en materia de dieta y actividad física es parte del marco general de prevención y control de las enfermedades crónicas que tiene el Departamento de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud, cuyos objetivos estratégicos consisten en:

fomentar la promoción de la salud y la prevención y control de las enfermedades crónicas;
promover la salud, especialmente entre las poblaciones pobres y desfavorecidas;
frenar e invertir las tendencias desfavorables de los factores de riesgo comunes de las enfermedades crónicas,
y prevenir las muertes prematuras y las discapacidades evitables debidas a las principales enfermedades crónicas.

Esta labor es complementada por la del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo, cuyos objetivos estratégicos consisten en fomentar el consumo de dietas saludables y mejorar el estado nutricional de la población a lo largo de toda la vida, especialmente entre los más vulnerables, para lo cual proporciona apoyo a los países para que elaboren y apliquen programas y políticas nacionales intersectoriales de alimentación y nutrición que permitan hacer frente a la doble carga de enfermedades relacionadas con la nutrición y contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Para más información puede ponerse en contacto con:
WHO Media centreTelephone: +41 22 791 2222Email: mediainquiries@who.int
FUENTE: OMS.- http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es/print.html
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Mas Informacion:
Vitamina B:
http://www.asesorianutricional.com.ar/vitaminas-b.htm
Magnesio:
http://www.asesorianutricional.com.ar/minerales.htm
http://www.asesorianutricional.com.ar/prevencion.htm#35
Aminoácidos:
http://www.asesorianutricional.com.ar/Aminoacidos.htm

lunes, 3 de diciembre de 2007

Dieta sin ansiedad

Algunas dietas demasiado estrictas generan tal ansiedad que llevan a comer más para calmarla

La estética es la principal razón por la que muchas mujeres deciden ponerse a dieta, frente a los hombres, que generalmente priman la salud. Ésta es la primera conclusión extraída del reciente estudio 'Preocupaciones, percepciones y hábitos en relación con el control de peso corporal en diversas poblaciones españolas', elaborado por la Universidad Complutense de Madrid. En su elaboración se han estudiado a 2.168 personas, 575 varones y 1.593 mujeres.

Según la investigación, aproximadamente un 66% de la población quiere perder peso, frente a un 6% que desearía ganarlo. Es un porcentaje muy elevado, teniendo en cuenta que no siempre se trata de personas con sobrepeso u obesidad.

El informe evidencia también que, aunque cada vez son más las personas que acuden al médico o al dietista para ponerse a dieta, al menos un 40% de las mujeres encuestadas hacen dietas por su cuenta. Muchas de ellas, descontentas con su imagen, se obsesionan con perder 3 ó 5 kilos, pensando que el sobrepeso es la causa de su malestar. Siguen dietas estrictas que generan más ansiedad y que llevan a comer más para calmarla, consiguiendo el efecto contrario, engordar.

El principal enemigo de la ansiedad es la sensación de hambre producida por llevar muchas horas sin probar bocado. Desayuno frugal, nada de almuerzo, comida justa y merienda escasa, lo que supone llegar a la cena con un hambre voraz (la glucemia o glucosa en sangre está baja) y con la necesidad de comer impulsivamente. Además, por lo general, apetecen alimentos energéticos como el chocolate. Ha comenzado el círculo vicioso.

Comida y emociones
El aumento de adrenalina reduce la capacidad para el autocontrol, lo que favorece comportamientos malsanos
El estrecho vínculo entre la comida y las emociones es evidente. De hecho, la ansiedad tiene ciertas manifestaciones físicas en el organismo que podrían explicar la mayor necesidad de comer.
Con la ansiedad, crecen los niveles de adrenalina. Dicho aumento reduce la capacidad para el autocontrol, lo que hace al individuo más susceptible de seguir comportamientos malsanos como fumar más o comer demasiado. La serotonina, un neurotransmisor cerebral relacionado con el ánimo, participa en el control del apetito. Los bajos niveles de la misma se relacionan con una mayor ansiedad por comer, sobre todo, dulces.
La ansiedad que les genera el estrés, la monotonía de una vida cotidiana, las frustraciones o hasta la propia gratificación de los logros alcanzados, lleva a muchas personas a comer para así calmar dicha sensación.
El control de las situaciones emocionales que pueden generar ansiedad y que más influyen cuando se ingieren alimentos puede ser una ayuda para discernir si se come con ansiedad, si es la propia ansiedad la que nos lleva a comer o si se sufren las dos sensaciones. Llevado a la práctica, dicho control puede materializarse mediante un registro diario de lo que se come, prestando especial atención al entorno. En este sentido, es muy importante si la persona está sola o acompañada cuando come, cuál es su estado de ánimo (triste, alegre, aburrida) y cuáles son los alimentos más recurridos en momentos de ansiedad o nervios.

Nervios bien nutridos
Se deben ingerir alimentos ricos en magnesio, triptófano y vitamina B

Son varios los nutrientes que fortalecen los nervios y calman, en parte, la sensación de nerviosismo que acompaña a la ansiedad. Es por este motivo que conviene revisar con detenimiento la alimentación de cada uno, incluso cuando se plantean dietas hipocalóricas de corta duración. Asimismo, se debe comprobar si se ingieren alimentos ricos en magnesio, triptófano y vitaminas del grupo B, entre ellas la B6, la B1 y la B12.

Por sus propiedades relajantes, el magnesio mantiene a raya el ritmo cardiovascular, por lo que es un buen complemento dietético para calmar la ansiedad. A lo largo del día se consume suficiente magnesio cuando se tiene la costumbre de comer 4 ó 5 nueces o un puñado de frutos secos. Las legumbres, los alimentos integrales y las verduras de hoja como las acelgas o las espinacas, también concentran buena dosis de dicho mineral.

El aminoácido triptófano, componente de las proteínas, se transforma en serotonina mediante complejos ciclos metabólicos, lo que permite mantener sus niveles adecuados en el organismo (los bajos niveles de serotonina se asocian con un bajo estado de ánimo). Reservar las proteínas animales (carnes, pescados o huevos) para la cena garantiza el aporte diario de este aminoácido. Una fruta diaria rica en triptófano, como el plátano o la piña, es también un buen complemento.

La vitamina B6 participa en la síntesis de serotonina a partir del triptófano, así como en la formación de las vainas de mielina de las neuronas, necesaria para que estas células transmitan correctamente los mensajes. Su deficiencia causa nerviosismo y ansiedad. En la época de más nervios, acostumbrarse a tomar copos de avena con germen de trigo y levadura de cerveza durante el desayuno, o añadir estos complementos dietéticos a las ensaladas y zumos, es una manera eficaz de enriquecer la dieta en vitaminas del grupo B.

Más ansiedad en las mujeres

Más del 20% de la población sufrirá ansiedad en algún momento de su vida, según la revista especializada 'Salud Global/Salud Mental'. Las mujeres tienen el doble de probabilidades de presentarla, dado que hay circunstancias que acentúan la ansiedad y que están relacionadas con los cambios hormonales asociados a la sexualidad femenina como el síndrome premenstrual, el embarazo y la menopausia.

Para evitar que la ansiedad se acentúe y se agrave, resulta más eficiente y sano identificar las causas que la provocan y dejar para después el tratamiento de adelgazamiento.

Cuando es difícil manejar la ansiedad, es necesario no 'refugiarse' sólo en la comida y encontrar salidas para canalizarla. Puede servir de ayuda buscar un ejercicio placentero como el yoga, el 'tai chi', pasear, correr o nadar. El ejercicio libera endorfinas, hormonas que contrarrestan el efecto orgánico de la ansiedad. También hay plantas que proporcionan al organismo la sensación de relajación esperada. Resulta efectivo, por ejemplo, combinar en una infusión pasiflora y amapola o melisa y lúpulo.

Autor: ELENA PIÑEIRO Fecha de publicación: 3 de diciembre de 2007
Fuente: http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/salud_y_alimentacion/adulto_y_vejez/2007/12/03/172474.php

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