lunes, 10 de septiembre de 2007

Advierten sobre riesgos del arsénico en el agua

Están expuestos un millón de argentinos

Lunes 10 de setiembre de 2007 | Publicado en la Edición impresa
Noticias de Ciencia/Salud La Nación

La Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) comienza hoy una campaña sobre los peligros de la exposición a agua con elevados niveles de arsénico, un elemento tóxico de acción lenta, pero continua.

Según datos de la SAD, en nuestro país existen un millón de personas de todas las edades expuestas a la contaminación por arsénico. Las provincias más afectadas son Chaco, Salta, Santiago del Estero, San Luis, San Juan, La Rioja, Santa Fe, Tucumán, Córdoba, La Pampa, Buenos Aires y Río Negro.

Se estima que el agua para el consumo humano, la ganadería y la agricultura es el reservorio de arsénico más peligroso para la salud, ya que la acumulación de esa sustancia provoca enfermedades graves, como tumores cutáneos malignos y cáncer en los pulmones, el estómago o las vías urinarias.

Según el doctor Esteban Saraceno, coordinador de la II Campaña Nacional de Información y Concientización sobre la Presencia de Arsénico en el Agua de Consumo, la estrategia para erradicar la contaminación por arsénico debe incluir "a los organismos nacionales encargados del medio ambiente y la salud pública, como también a la SAD, el Conicet, las Comisiones de Investigación Científica (CIC) bonaerenses, las universidades nacionales y privadas, y los profesionales".

Para la SAD, la única forma de prevenir el denominado hidroarsenicismo crónico regional endémico (Hacre) es contar con fuentes de agua seguras. "Afecta a cualquier clase social -afirmó la doctora Ana Clara Acosta, coordinadora de la campaña en Buenos Aires-. Antes se daba más en el interior del país por el consumo del agua de pozo, pero hoy la intoxicación afecta a los habitantes de una villa o de un country."

Los síntomas cutáneos más evidentes, que pueden demorar entre 10 y 30 años en aparecer, incluyen el engrosamiento de la piel de las palmas de las manos y las plantas de los pies, y la aparición de manchas en el tórax.

La solución ideal, pero de altísimo costo, según Acosta, sería instalar una planta de eliminación del arsénico en cada distribuidora zonal de agua. Pero si existen sospechas de contaminación, se puede tomar una muestra del agua en una botella de agua mineral vacía y sin lavar, y llevarla a analizar a la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.

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